PIÑA (ANANAS COMOSUS)

PIÑA (ANANAS COMOSUS)

Brenda Mandujano
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 2025.

En medio del ir y venir cotidiano, Brenda sembró una planta con ilusión, pero no prosperó. La maceta se quedó con los restos secos, un recordatorio silencioso de aquello que no floreció. Un día, sin pensarlo y sin mucha esperanza, arrojó a la maceta la corona de una piña, como si fuera un simple desecho. Con el tiempo, la olvidó. Hasta que, un día, su esposo le hizo notar que algo parecía brotar.

Al acercarse, Brenda descubrió con asombro que la piña había echado raíces y comenzaba a crecer. La planta, que había renacido sin que nadie lo esperara, la llenó de ternura. Desde entonces, cada vez que la ve, le pregunta con cariño: ¿Cuándo me vas a dar una piña?

Intentó repetir la experiencia con otra corona, pero no sucedió lo mismo. Eso hizo que su primera piña se volviera aún más especial. Para Brenda, fue una lección: a veces, aquello en lo que ponemos grandes expectativas no prospera, mientras que lo inesperado, lo que parecía un simple intento, sí encuentra su lugar y crece con fuerza. La piña le enseñó que, al igual que las plantas, las personas florecen donde realmente se sienten conectadas y la vida surge con facilidad cuando encuentra su momento y su espacio.

Ahora, cada vez que ella y su familia ven la planta, se maravillan ante ese gesto generoso y amable de la tierra.

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