ÁRBOL DE HULE (CASTILLA ELASTICAM)
ÁRBOL DE HULE (CASTILLA ELASTICAM)
Ana Karen Zúñiga
Ciudad de México, 2024.
Ana Karen creció en Tonalá, Chiapas, rodeada de naturaleza, la calidez de una gran familia y visitas frecuentes a la playa y los paisajes tropicales. Sus recuerdos de infancia están marcados por el jardín de su abuela, los ranchos de sus familiares y la sensación de estar trepada en los árboles. Las fiestas en época de cosecha, los tamales de elote fresco y el olor a campo, tierra mojada y pasto forman parte de su memoria.
Cuando tuvo que mudarse a la Ciudad de México para desarrollarse profesionalmente, el contraste fue abrumador. Pasar de un entorno natural a un departamento sin plantas le resultó drástico, incluso la contaminación le hacía difícil respirar profundo. En cada viaje de regreso a Tonalá, antes de partir, se detenía en el jardín de su abuela y llenaba sus pulmones de aire limpio, como si intentara llevarse un pedacito del jardín consigo.
Durante años, la intensidad de la vida corporativa la hizo olvidar su conexión con la naturaleza. No fue hasta la pandemia, al pasar más tiempo en casa, que sintió la necesidad de rodearse nuevamente de plantas. Así llegó su primer árbol de hule, una pequeño retoño que colocó en su balcón, expuesto al ruido, el polvo y la contaminación de una avenida transitada.
A pesar del ambiente hostil, el árbol de hule no solo sobrevivió, sino que logró crecer. Hoy sigue acompañándola en su nuevo hogar, recordándole que, incluso en las condiciones más difíciles, la vida siempre encuentra el modo de arraigarse y florecer.
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